viernes, 21 de agosto de 2009

RAMAS DEL RAP




PIRATAS MUSICALES ( DJ )

El DJ es para el hip-hop lo que el director de orquesta es para la música clásica: el genio creativo; el que maneja el tono; el que puede producir, en el sonido, potencia o sutileza. En realidad, todo el concepto musical del hip-hop—su estética, sus ritmos, sus innovaciones—existe gracias al DJ. La historia del hip-hop es una historia de innovaciones: es la primera música en incorporar completamente las nuevas tecnologías, utilizándolas de forma novedosa y hasta entonces desconocida. Para comenzar, el

DJ es un creador que maneja uno de los más recientes instrumentos musicales, la tornamesa (o tocadiscos), para mezclar músicas y así crear nuevos ritmos. De eso se trata en el hip-hop: ritmos, ritmos, ritmos... Y encima de esta base rítmica, el MC (maestro de ceremonias) rapea y se dirige al público. Los primeros DJ (o “disc jockey”) eran los que tenían programas de radio y hablaban sobre los temas musicales, comentando las noticias o entregando sus opiniones al aire. Después los DJ comenzaron a destacarse en las fiestas, animando los carretes que se armaban en la calle, cambiando discos para dinamizar o calmar el ambiente, alternando canciones bailables con canciones lentas. Para satisfacer al público, empezaron a tocar sólo las secciones más populares y mas rítmicas de las canciones, repitiéndolas por largo tiempo para que la gente bailara—esto se llama break-beat. Más tarde, llegaría otra famosa innovación de la música hip-hop: el scratch, que consiste en mover los discos sobre la tornamesa para producir un sonido de “rayado”.

Pero quizás el elemento más influyente del hip-hop es la invención de una nueva forma de componer musica: el sample, que significa “muestra musical”. El sampleo consiste en “tomar prestado” (por no decir “robar”) un fragmento de una canción de otro músico (generalmente de canciones antiguas), aplicando sobre ella un nuevo ritmo en batería (bombo caja-bombo caja), característico del rap y definitivamente derivado del funk. Y encima, los raperos tejen sus rimas, esgrimas verbales, todo el día sobre estas complejas piraterías musicales. Para HipHopLogía, el sampleo representa una alternativa tecnológica muy importante porque, al igual que el rap, contribuye a la transmisión de la cultura popular chilena y americana a las nuevas generaciones. Es decir, el sampleo es para nosotros un verdadero “documento histórico” de nuestras raíces musicales y culturales—citamos músicos que nos identifican, igual que los escritores citan a sus autores favoritos en los pie de página de un libro. Así, podemos samplear, por ejemplo, un discurso del Che, utilizar melodías de una guitarra de Violeta Parra, o incorporar ritmos tradicionales de Latinoamérica como la cueca, el huayno, la milonga, el samba, etc. Es, a la vez, un homenaje a los creadores de nuestro pueblo y una forma de mantenerlos vigentes. Hoy, el DJ, el músico detrás de las bases musicales raperas, sigue siendo el compañero de armas del MC, tanto en el proceso creativo como sobre el escenario.

ARTE CALLEJERO ( GRAFFITTI )

Date una vuelta en micro por Santiago... Camina por tu población... Observa a tu alrededor... Es inevitable encontrarte con un elemento vital de la cultura hip-hop: el graffiti. ¡Está en todas partes! No exageramos si decimos que las calles hablan, y su mensaje puede ser tan potente como el rap. Este es el arte del mural, de las paredes. Alguien decía que “las murallas son el reflejo de las situaciones y realidades de la población”. El graffitti tiene este sentido desde el principio, como expresión de una juventud marginada, sin derecho a opinar, a expresarse, ni siquiera a existir. Surgió (a fines de los ‘70 en Nueva York) como una forma de protestar, de romper esquemas establecidos y fronteras mentales. Jóvenes chicanos, negros, blancos y asiáticos inundaban todos los espacios públicos: los bloques donde vivían, las escuelas donde estudiaban, y los famosos trenes del metro que pintaban de arriba a abajo. Armados de pintura en lata (spray), salían a rayar sus firmas o a dibujar grandes figuras multicolores, con una nueva estética: trazos gruesos, letras exageradas, girando y contorneándose, casi ilegibles para la gente “común”. Un código callejero y propio, un nuevo lenguaje, entendible sólo desde el hip-hop. Con el tiempo, el arte se ha ido perfeccionando—hoy los graffiteros han inventado nuevas técnicas y formas de expresarse. Se pueden encontrar graffittis con formas muy abstractas, así como otros muy explícitos. Creemos que el graffitti es heredero de una tradición muralista muy antigua, que en Latinoamérica produjo artistas como Diego Rivera de México, y que en Chile se manifestó durante la dictadura en poblaciones como La Victoria, La Legua o Villa Francia. Estos murales reflejaban la identidad de nuestro pueblo y la riqueza de su cultura. Años atrás, se denunciaba la brutal represión, se pintaba la tristeza y la alegría, y se reafirmaban los sueños de un mundo mejor. Hoy, frente a este “mierdocracia”, el graffitti refleja el descontento de la juventud actual: es un rechazo al orden establecido y las reglas del sistema, y también una denuncia de problemas sociales actuales como la drogadicción o la represión policial.

TRADICIÓN DE DANZA ANCESTRAL ( BREAKDANCE )

“Una revolución sin música ni baile no vale la pena”, dijo un pionero del Hip-Hop, y así es—¡pregúntenle a los cubanos!. El breakdance (o simplemente break) es el baile por excelencia de la cultura Hip-Hop. Es una danza que incorpora pasos casi sobrehumanos, con movimientos y piruetas que desafían la gravedad, llevando el cuerpo a hacer cosas impensables en el aire y en el piso. Desde los orígenes del hombre, la danza ha jugado siempre un rol central. En comunidades y culturas de todas las razas, el baile es ofrecido a los dioses en agradecimiento o en plegaria, y establece una relación estrecha de los humanos con la naturaleza que los rodea: la tierra, los mares, los bosques. Acompañado del canto, el baile forma parte de un rito sagrado que sirve para descargar las energías negativas y canalizar las positivas. Así, el break es libertad de cuerpo, mente y alma para sus practicantes: los “b-boys”. Este baile surgió junto con la música negra de los años 70 en EEUU: el funk (especialmente James Brown) y, más tarde, el electro-funk. Se comenzaron a inventar pasos nuevos, como la imitación del robot, o el famoso “moonwalk” (caminar hacia atrás) que después popularizó Michael Jackson. Finalmente se llegó al piso, donde la creatividad de los bailarines alcanza su máxima expresión al saltar y girar rápidamente. La competencia es un elemento esencial del break: siguiendo una larga tradición cultural—que se manifiesta también en los bailes yorubas del Caribe y en el capoeira brasileño—los participantes se reúnen en un círculo humano (símbolo de la comunidad o la congregación) y, uno por uno, demuestran sus habilidades, intentando “quemar” al otro con rapidez y estilo. Dentro del Hip-Hop, el break es además una forma de expresar una rebeldía contracultural que resiste ser etiquetada o catalogada—se sale del margen de lo que conocemos por “baile”. Para muchos de sus cultores en Chile, es una forma de descargar sus malas vibras y su rabia, enseñando a nuevas generaciones el poder de la liberación del cuerpo.

NUESTRA ARMA ES LA PALABRA ( MCs )

Una canción de un gran compositor chileno, Osvaldo Torres, recuerda el tiempo en que: La memoria era el libro, y la palabra era un río
que bajaba del abuelo al padre y del padre al hijo. Esta frase nos habla de la importancia de la comunicación (o sea, la transmisión de conocimientos y sentimientos), dentro de la comunidad y también de una generación a otra. En un pueblo sin escritura, sólo la tradición oral era capaz de mantener viva la cultura y la memoria. Los griots, antiguos poetas-músicos africanos que cumplían esta función educativa en la tribu, contaban una historia en verso, rimando—podía ser una leyenda, un mito, un cuento chistoso, o la historia de una familia. Todos sus poemas tenían una moraleja, una enseñanza, sabiduría. Estos son los orígenes, las raíces profundas del rap. Rap no es una música, sino una forma literaria, mitad poesía, mitad cuento, con su propia rítmica y fonética. Se puede rapear sobre cualquier tipo de música, desde lo más étnico hasta lo más contemporáneo. Además, el rap, al llegar a un país determinado, toma las características musicales, jergas, ritmos y contenidos del lugar, y termina siendo parte de la identidad local, tan natural como el lenguaje universal, las palabras mismas. En este sentido, hay una fuerte conexión entre África y América en cuanto a la importancia cultural de la rima y el canto.
El rap además tiene una faceta competitiva y divertida en la cual dos raperos (o MCs) “batallan” al hacer versos improvisados (freestyle), cada uno intentando superar al otro. Es una tradición que encuentra sus raíces en los juegos orales de los esclavos africanos en Norteamérica, que pasaban el tiempo inventando pequeños chistes o rimas (muchas veces para ofender al amo de forma oblicua, ¡ja! ¡humor subversivo!). Hasta la palabra “rap” significa hablar, chacharear, huevear, en el fondo es como “tirar tallas”, divertirse con los dichos, la picardía y la creatividad del lenguaje popular. Esta improvisación rimada tiene parientes muy cercanos en distintos tipos de poesía tradicional latinoamericana, como las coplas de Colombia, las inolvidables competencias de destreza vocal y verbal de los mexicanos Jorge Negrete y Pedro Infante, las bombas puertorriqueñas, o más cercanamente, la paya en Chile. Los payadores practican este mismo arte de improvisar versos en competencias amistosas: describen realidades locales, cuentan historias, incluso denuncian injusticias sociales. Por eso los raperos nos consideramos “payadores de la nueva era”.

¿Cuándo nace el rap? Nadie sabe con seguridad, pero una vez un gran músico, el maestro Quincy Jones, dijo que se acordaba que cuando niño escuchaba jóvenes rapeando en la esquina de su barrio allá por los años 30. El mismo Jones dijo también que la historia de la música afro-americana es como un iceberg de hielos muy profundos (las raíces africanas, espirituales, gospel, blues, jazz, rock, funk), donde el rap es la punta del iceberg. Desde la llegada del rap, no se han creado nuevos tipos de música en esta tradición, sólo ha surgido la fusión de ellas. Y cuando el rap alcanzó finalmente el mercado mundial (después de años de miradas sospechosas), provocó una verdadera explosión cultural, política y social.

Pero hablemos también de lo que dicen las letras de rap hoy. Greg Tate, un poeta, periodista y músico, una vez escribió que el hip-hop es “el inverso del capitalismo, el reverso del colonialismo... Es el mundo que construyó el amo de esclavos, pero transformado por un golpe futurístico negrificado. Mientras el capitalismo nos dice que el valor de una persona está en su cuenta bancaria y la montaña de bienes que acumula, el hip-hop nació para recordarnos que el verdadero barómetro del valor humano es la profundidad y el ancho de su alma. Mientras el colonialismo, en todo el mundo, ha parido un tipo de injusticia tras otro (racismo, clasismo, machismo, etc.), el hip-hop se concibió en los bloques, las poblaciones, y las mediaguas para unir ritmo y mensaje, con el objetivo de unificar a la gente dentro y a través de tribus y fronteras raciales”.

El rap, sin duda, es la cara de la cultura hip-hop, y el rap político es la esencia verdadera de este fenómeno mundial, aunque hoy los grandes sellos transnacionales sólo muestran la cara del rap que ellos quieren mostrar; por ejemplo, el gangsta rap, (rap que habla sólo de pandillas, dinero y sexo). Sin embargo, no podrán tapar nunca el rap mas radical... el rap del ghetto, de la pobla, fresco y bullicioso... ése que contiene amor y rebeldía... ése que hacen los que aún mantienen el contacto con su comunidad (y con la realidad)... Son esos raperos que dicen “Libertad a Mumia” en EEUU y “Juicio a los culpables” en Sudamérica... los que tocan para reunir fondos para escuelas, centros culturales y organizaciones comunitarias... raperos que asumen la responsabilidad de su mensaje: positividad y educación para la comunidad... ése es el verdadero rap, el verdadero hip-hop, el que no se vende, sino que se difunde... En definitiva, sentimos que un verdadero rapero no es el que nace para ser estrella, sino el artista-luchador que nace nuevamente cada día, que nace hoy como un griot del futuro, creando arte capaz de revolucionar su tiempo y energizar a su pueblo, de mantener vivas las tradiciones de resistencia y comunidad, transmitiéndolas a las nuevas generaciones... El rapero de hoy debe tomar su destino en sus propias manos, conservando la memoria, el orgullo, la lucha, la identidad, la cultura, y sobre todo las utopías...

No hay comentarios:

Publicar un comentario